CAPÍTULO V – BUQUE “ALCÁNTARA”
El siguiente embarque no llegó a efectuarse pues marché para casa unos días antes de salir a navegar.
Después de pasar por Madrid me mandaron al B/T “Alcántara”, de Refinería Española de Petróleos, que estaba terminando su construcción en Astilleros de Cádiz, pero cuando estaba a punto de embarcar me tuve que ir a casa porque mi padre se había puesto enfermo, así que consta el embarque aunque no llegó a realizarse.
Pasé unos diez días en Cádiz, en el Hotel Roma, ya que el buque no se había entregado, comiendo y cenando fuera, lo que solía hacer en el Restaurante Español, de la calle San Francisco, donde siempre solía pedir sesos a la romana y milanesa de ternera.
El poder embarcar en esta Compañía fue por mediación de mi tío Pepe, que tenía amistad con el Jefe de Personal. Me hicieron ir desde Cádiz a Madrid para volver el mismo día, menos mal que todo lo pagaba la Compañía que en aquellos tiempos no ponía muchas pegas pues los viajes eran baratos y, además, los alumnos cobrábamos poco de dietas.
Durante varios días estuvimos saliendo con el buque, antes de ser entregado a la Compañía, para realizar pruebas. Estar en un barco de este tamaño me parecía increíble, pues el mayor buque construído era el petrolero “Tokio Maru”, que podía cargar 150.000 toneladas de crudo, y éste era la mitad del anterior. En la cubierta cabían mas de 2 campos de futbol.
Como novedad, iba equipado con televisión en el puente, que ofrecía vistas de las amuras y las aletas del buque, aunque luego se pudo comprobar que no eran de mucha utilidad.
La foto del buque está tomada durante las pruebas oficiales en la bahía de Cádiz. Estaba a bordo mientras se realizaban y, además, en el puente. Hubo comilona a bordo, pero el Tercer Oficial y yo, que estábamos en el puente, nos tuvimos que conformar con un bocadillo.
Algo que me llamó mucha la atención en este barco tan moderno fue que el camarote para los alumnos era el mismo para todos, cuando había muchos más libres. Me enteré más tarde de que al salir a la mar asignaron camarotes individuales para cada uno.
Estuve en casa hasta primeros de Febrero de 1967, que me mandaron a embarcar a Cartagena.