Capítulo II – Desde el año 1952 al 1962

CAPÍTULO II – DESDE EL AÑO 1952 AL 1962

Este capítulo abarca desde los ocho años, aproximadamente (1952), hasta mis comienzos en náutica a finales de 1962.

Cuando tenía ocho años y cursaba Segunda Elemental en el Colegio de La Salle, de Melilla, tuve que permanecer en cama por enfermedad desde Febrero hasta Junio, y más adelante, durante todo el verano tuve que guardar reposo. No podía correr ni hacer deporte, y tampoco pude bañarme.

Como no podía hacer ejercicio falté a clase durante más de 4 meses, por lo que repetí Segunda Elemental, y al pasar todo el verano fuera de Melilla, unas semanas en Torrevieja y la mayor parte del tiempo en Valencia, mientras todos se iban a la playa yo tenía que quedarme en casa de mi tía Carmina. De todas formas no lo recuerdo como un mal verano pues pude hacer otras cosas.

En Valencia, aparte de visitar a toda la familia por Benifayó, Carcagente y otros pueblos, cuando más disfrutábamos los niños era por las tardes: íbamos al Cine Iberia, que sólo costaba 1,75 pesetas y ponían tres películas; nos llevábamos la merienda y la cena ya que estábamos desde la cinco de la tarde hasta las once de la noche. También los jueves y sábados por la noche que nos llevaba mi tío Pepe a ver lucha libre en la plaza de toros.

Otro gran recuerdo fue un viaje en barco desde Alicante a Melilla. En la foto, mi hermano sentado con mi abuela, para nosotros la “Abuelita”, y yo delante. Aparecen también unas cuantas personas que hacían el viaje. Pasábamos el día en cubierta debajo de un toldo. Nos quedó un gran recuerdo de una sandía que pusieron de postre y que ha sido una de las mejores que he comido en mi vida. Aunque el barco salía desde Valencia, estaba tres días cargando en Alicante, razón por la que lo cogimos en este puerto.

El año 1954 hizo escala en Melilla la M/N “Medina Xauen”, que mandaba mi tío Pepe Soriano, siendo éste el remate para que se reafirmaran mis ideas de hacerme marino. Éste soy yo en el alerón, delante del almacén desde donde recuerdo a mi padre despidiéndome cuando embarqué la primera vez, ya siendo piloto; fue la última vez que le vi.

Para esa época el barco era moderno, y poder visitarlo por completo fue una experiencia de las que no se olvidan. Recuerdo el trato que le daban al Capitán, lo que hizo volar mi imaginación durante mucho tiempo, incluyendo lo que yo ponía de mi parte, ya que me veía por medio mundo dando órdenes a diestro y siniestro para salvar al buque en una tormenta y llevarlo a puerto seguro.

Todo esto se cumplió, ya que en mi vida he tenido que sortear muchas tormentas y malos tiempos, aunque por suerte nunca perdí a ninguna persona ni barco alguno; más adelante tocará contar algo de ello.

Poco recuerdo de cómo era por dentro, pero el puente sí que en aquella época me pareció modernísimo y maravilloso; con los pocos aparatos que había me parecía estar en el séptimo cielo.

También durante esos años otro familiar nuestro, Pepe Díaz (padre), recalaba en Melilla en el “Tamuda”, buque más pequeño que los anteriores pero con mucho encanto para mí, pues pude jugar muchas veces dentro de sus bodegas. Éstas me parecían enormes a pesar de las reducidas dimensiones del barco, circunstancia ésta que le permitía navegar, cargado con sacos de cemento, a Villa Nador, entrando por la bocana de la Mar Chica.

Todo lo anteriormente relatado hizo que mis pasos se dirigieran en este sentido, a pesar de que era el que se mareaba cuando viajábamos en barco a Chafarinas, o íbamos a pescar en el bote. Mi padre siempre me dijo que me iba a mandar de viaje a Málaga en el “Melillero” el día de más temporal, aunque no por ello se acabaron mis ideas de ser marino.

En la foto, en el alerón mi padre y mi tío Pepe con su puro, costumbre ésta que mantuvo durante toda su vida.

Durante varios años mi tío volvió a Melilla en el barco anterior y en la M/N “Medina Sidonia”, de la misma compañía. No creo que tuvieran mas de 100 metros de eslora, pero ambos me parecían majestuosos.

Cuando acabé el Bachillerato Superior pasé un año sabático en Madrid, pues aunque estuve matriculado en la escuela de Peritos Topógrafos, esta carrera no me gustó mucho y perdí todo interés desde el principio. Así que en verano empecé a prepararme para estudiar para marino.

Esta foto está hecha en las Islas Cahafrinas, un día de pesca donde se cogió una corvina de buen tamaño. De izquiera a derecha están, mi padre, el padre de Fernando Larramendi, mi hermano, Carlos Oses, de espalda, hijo de Manolo Oses, uno de los faristas de Chafarinas, López, el otro farista, mi hermana, Luisita Oses y la hija de López.

Mi título de Bachiller Elemerntal, el se Bachiller Superior creo que no lo recogí nunca, pues ya empecé a estudiar fuera y debió de olvidarse.

 

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